
Cuando se trata de la alimentación es prácticamente imposible dar respuestas universales, porque lo que es adecuado para una persona tiene muchas posibilidades de no serlo para otra. Definir que lo que nuestro cuerpo necesita requiere atención exclusiva a nuestras particularidades. Aun así, hemos consultado a siete expertos en nutrición y salud, para tratar de definir algunas pautas que nos ayuden a saber si estamos alimentándonos correctamente.
Empezaremos acudiendo a Montaña Cámara, catedrática de Nutrición y Bromatología, para que nos recuerde que no todos necesitamos lo mismo: «No es lo mismo la alimentación de un niño, de un adolescente o de una persona mayor. Podemos comer de todo considerando nuestra edad, estado fisiológico, actividad física e intelectual.»
La dietista-nutricionista, Melyssa Chang, va más allá en su intervención y subraya la importancia de personalizar nuestras pautas nutricionales y nos lanza un consejo que deberíamos tener muy en cuenta:
«Nunca está de más visitar al menos una vez en la vida a un nutricionista en cada etapa para ajustar nuestra alimentación a nuestras necesidades específicas.»
Esto significa que factores como la edad, el sexo, la situación fisiológica (embarazo, lactancia, o una enfermedad/patología), el estilo de vida y hasta nuestras tradiciones culturales deben ser tenidos en cuenta para adaptar nuestra dieta.
Miriam Sánchez, Psicóloga experta en trastornos alimentarios, incide en que entender lo que nuestro cuerpo necesita no significa obsesionarnos con contar calorías o seguir modas dietéticas pasajeras. Según ella, la clave es construir una relación tranquila con la comida y nos invita a desarrollar una conexión más consciente con nuestro cuerpo:
«Volver a lo básico: comer regularmente, variado, y sin excluir grupos alimentarios. También es importante prestar atención a cómo nos sienta la comida, nuestros niveles de saciedad y hambre, y nuestras apetencias.»
El equilibrio sigue siendo la base de una alimentación saludable. Ramón de Cangas, nutricionista, lo resume con un ejemplo claro:
«El patrón de la cocina mediterránea nos dice que todo se puede comer en su justa medida. Todo depende de la frecuencia y de la cantidad.»
Es decir, no se trata de prohibir alimentos, sino de aprender a consumirlos de forma consciente, priorizando los que deben estar presentes a diario y reservando aquellos de consumo ocasional para momentos concretos y/u ocasiones especiales (una celebración, un momento en el que compartimos la experiencia con amigos, etc).
«La comida no es solo comida; celebramos muchísimas cosas alrededor de una mesa. Ir a un restaurante o disfrutar de la gastronomía local cuando viajamos es parte de nuestra vida. Obsesionarse con comer siempre sano puede afectar nuestra salud mental.»
Así lo explica la científica Marta Castroviejo, PhD Bioquímica, Biología Molecular y Biomedicina. Dietista-Nutricionista, Biotecnóloga e Inmunóloga. Por eso, mantener un enfoque equilibrado y disfrutar de la comida en compañía también es parte de un estilo de vida saludable.
Variedad, sostenibilidad y satisfacción
Para el catedrático Gregorio Varela, una dieta adecuada debe cumplir varios criterios:
«Debe ser variada, equilibrada, moderada, sostenible, satisfactoria, solidaria y compartida.»
Esto no solo garantiza que recibamos los nutrientes que necesitamos, sino que también contribuye a nuestra salud emocional, al cuidado del planeta y al bienestar de nuestra comunidad.
En definitiva, saber si estamos alimentándonos correctamente no se reduce a empezar a consumir una lista de alimentos sino a un proceso que implica personalización. Para ello puede ser interesante que un especialista marque las pautas que más benefician a tu organismo. Pero como bien han apuntado nuestros expertos, comer bien no solo significa qué comer sino cómo y cuándo comer. La parte social es básica y nunca deberíamos perder esa manera tan nuestra de alimentarnos en compañía.