Ayuno y dietas restrictivas ¿estamos forzando a nuestro cuerpo?
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Ayuno, dietas restrictivas… ¿estamos forzando a nuestro cuerpo?

21 de octubre de 2025 619

Constantemente estamos sometidos a una presión, por parte de los medios y las redes sociales, sobre la necesidad de llevar un cierto tipo de vida, ajustarnos a unos cánones estéticos que condicionan nuestra talla y nuestro peso y casi inevitablemente nos sentimos obligados a encomendarnos a dietas extremas, ayunos o la restricción de grupos enteros de alimentos

Cada día se nos acumulan nuevas fórmulas milagrosas que prometen aportar soluciones a nuestro cuerpo o a nuestros hábitos de vida para sentirnos mejor tanto física como emocionalmente. Pero, lejos de ser una realidad, puede que estas pautas nos estén provocando el efecto contrario. Por eso los expertos advierten que restringir sin criterio puede tener consecuencias graves en nuestro cuerpo y en nuestra relación con la comida.

Para entender mejor qué pasa cuando jugamos con algo tan básico como lo que comemos hemos recurrido a las opiniones de varias especialistas en endocrinología, nutrición y psicología: Isabel Viña, Melyssa Chang, Miriam Sánchez y Luján Soler.

¿Qué ocurre en nuestro cuerpo cuando ayunamos?

Resulta bastante chocante que a base de esos mensajes que garantizan la “detoxificación” (proceso biológico mediante el cual el cuerpo elimina o transforma sustancias tóxicas en compuestos menos dañinos) de nuestro cuerpo o la reducción de peso rápidamente, por citar un par de ejemplos, se haya podido conseguir que algo tan impensable en fechas pasadas como el ayuno, se haya puesto de moda. Isabel Viña, Título Mir de Endocrinología y Nutrición, advierte de los riesgos y nos explica que los mecanismos del organismo son más complejos de lo que parece. 

Nuestro hígado tiene almacenados 100 gramos de glucógeno (la manera en la que la glucosa se almacena en músculos e hígado), y ese hígado empieza a liberar esa glucosa y va alimentando, a través de la sangre, a todos los órganos del cuerpo. Una vez que esos 100 gramos se agotan sobre todo en el ayuno nocturno si nosotros siguiéramos ayunando serían los músculos los que empiezan a liberar aminoácidos que son utilizados para sintetizar glucosa. 

El ayuno puede tener aplicaciones médicas específicas y siempre bajo supervisión, pero abusar de él sin control puede ser más perjudicial que beneficioso. Esa pérdida de músculo es peligrosa, continúa Viña, porque no solo implica pérdida de fuerza y masa magra, sino también puede provocar un deterioro en nuestro metabolismo.

Otra práctica muy extendida es la de restringir o eliminar ciertos grupos de alimentos sin un diagnóstico médico, ni acompañamiento profesional. Melyssa Chang, dietista-nutricionista, alerta de que esta conducta puede traer problemas importantes.

El restringir alimentos en nuestro día a día, además de que pueda llegar a un déficit nutricional, que sería el extremo, también nos puede llevar a tener un trastorno de conducta alimentaria. Porque esa restricción puede poner tu cuerpo en estado de alerta e incrementar el deseo de consumir esos alimentos prohibidos de manera obsesiva haciendo que tu relación con la comida se vuelva conflictiva. Por eso es tan importante que cualquier restricción alimentaria esté avalada por un criterio profesional.

Restricción y salud emocional: una bomba silenciosa

Miriam Sánchez, psicóloga y coach en trastornos alimentarios, explica que hay muchísimas evidencias de que la restricción afecta a nivel cognitivo, a nivel físico y a nivel emocional. 

A nivel físico puede generar síndrome de baja disponibilidad energética en lo que la persona entra en un metabolismo de supervivencia y se van suprimiendo muchas funciones vitales. Incluyendo una tan importante como es la reproductiva. Recordemos que la falta de menstruación es un signo habitual de RED (Relativa Energy Deficiency). Pero también esa falta de energía puede afectar otras no menos importantes como la cardiovascular, la inmunológica, la digestiva, a nivel neurológico, o sea, en todos, matiza la psicóloga.

Además, Sánchez apunta que uno de los principales detonantes de los trastornos de la conducta alimentaria es hacer dieta. Lo que empieza como un simple “voy a comer más sano” puede convertirse en un camino de restricciones, obsesiones y riesgos para la salud mental.

Al final, ¿son sanos los carbohidratos o no?

Otro mito muy popular relacionado también con las dietas que prometen resultados rápidos es la demonización de los hidratos de carbono. Pero Isabel Viña tiene una opinión muy concluyente que resume así: No puede ser saludable una dieta que elimina un nutriente básico.

Viña continúa con argumentos muy sólidos para acabar con uno de los bulos más extendidos últimamente: El cerebro al día sin trabajar excesivamente consume de 100 a 150 gr. de glucosa al día. (…) Los glóbulos rojos solo pueden consumir glucosa. Las plaquetas solo pueden consumir glucosa. Entonces si hay estructuras del cuerpo que solo pueden consumir glucosa ¿Es realmente saludable algo que restringe un nutriente básico para el cuerpo humano? La respuesta es que no.

Siguiendo con el hilo de restringir ciertos grupos alimentos pasamos a otro mito bastante extendido como es el de si seguir una dieta sin gluten es sinónimo de comer más sano. Sin embargo, la respuesta de Luján Soler, Dietista-Nutricionista y Decana de Codinma, es clara: No, salvo en casos diagnosticados de celiaquía, o sensibilidad al gluten no celíaca.

Para el resto de la población, eliminar este grupo de alimentos sin necesidad médica, además de innecesario puede llegar a ser perjudicial. No solo porque se eliminan alimentos completos, sin sustituirlos adecuadamente, sino porque con ello se puede caer en una ingesta inadecuada de algún nutriente (como puede ser la fibra en el caso de las dietas sin gluten, o el calcio, si se eliminan los lácteos), o derivar en una alimentación desequilibrada. Además, seguir dietas restrictivas sin supervisión profesional aumenta la probabilidad de caer en errores, conductas obsesivas y desequilibrios nutricionales.

Para terminar, nos gustaría hacer hincapié en la importancia de recurrir a profesionales antes de hacer cambios drásticos en la dieta y erradicar la idea de que prohibir es sinónimo de salud. Porque la comida no es solo una colección de nutrientes, el placer y el disfrute son emociones muy importantes a la hora de diseñar tu tipo de alimentación.

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